crisalidaonline

Me gusta amar
a un hombre
que se entrega
que no huye
a lo que dicta el corazón
ni se excusa
en hipotéticos reproches.

Unida a vos
hacer un infinito viaje
por las rutas de la vida.

Uso la lengua
cuando la paso por tu boca
cuando chupo tus nalgas
cuando libo tus tetillas
cuando degusto tus orejas
cuando saboreo tus piernas
cuando lamo tus dedos
cuando sorbo tu miembro
cuando trago las gotas de tu esencia
cuando sin respirar
te digo te amo.

Menos mal
que existe
la heladera.

Otra vez
quedé
con la manteca
preparada.

Recostada en la arena del reloj
cuento los minutos y segundos
que nos faltan

Me recuesto en esos granos
como voy a hacerlo
cuando me encuentre
con tu cuerpo

brazo contra brazo
pierna contra pierna
boca contra boca
sexo contra sexo

yo no sé qué pensás
pero para mí
una semana
es mucho tiempo.

(2004)

Cuando subieron las monjas
al colectivo
yo
pensando en vos
me senti impura.

Después el sol
me acarició las mejillas
y me creí perdonada.

Ya nada me importa.

(2004)

Soy afortunada.
En cada vuelta con vos
me saco la sortija
y sigo andando.

Nunca nadie
me hizo marear tanto
entre sexos y nalgas
y pezones y besos.

Me hincás los dientes
como el caballo
del carrusel
y como tiene
movimiento balancín
salgo volando
acabo
te acabo
y recomienzo.

Amo al hombre de mi vida.
Lo amo
de un modo irracional
inentendible.

Por él, soy
como la Piaf,
capaz
de teñirme de rubia,
entre otras cosas
arduas
e imposibles.

Aunque él es
una rígida piedra
difícil de quebrar
siento latir su corazón
cuando me toca
con la tibieza
de sus dedos de arena.