crisalidaonline

Si yo escribiera ahora
que soy feliz
quizás los lectores
no me creerían.
¿Pero no es felicidad
el recorrido
de tus manos
por mi cuerpo
como un explorador
que espera encontrar
grandes tesoros?

¿Y ese viaje
que hacemos juntos
en un barco imaginario
con tu enorme mástil
rígido como buena madera
donde yo flameo
puro velamen?

Sí, soy feliz
cuando te grito
que me gusta.
(Es hermoso balancearme
en tu mar embravecido).

Cuando en el parque nacional
el guía nos dijo
que veríamos
las sequoias
(el árbol
más grande del mundo
cuyo tronco mide
hasta 80 metros de alto y
5 metros de diámetro)
no pude evitar
pensar en vos.

Me hubiera quedado abrazada
lamiendo su corteza
esponjosa
masajeando con los dedos
empleando
la técnica apropiada.

Tengo que escalar un poco
pero siempre llego
a tu follaje.

Hasta que entendí
que amor y dolor
eran
una sola cosa
todo lo ignoraba.

Ahora paso los días
contando minutos
mirando al oeste.